ALEJANDRO LORENTE CERVANTES

MANGA LARGA

CARTOGRAFÍA DEL MAR MENOR

Febrero y marzo_2025

Inauguración: Domingo, 23 de febrero, de 12:30 a 15:00 hrs.

Aforo limitado

Ambigú de El Umbral de Primavera


Manga Larga es un proyecto fotográfico sobre La Manga del Mar Menor (Murcia). A través de fotografía arquitectónica y callejera, el espectador se confundirá pensando dónde está, ya que los edificios son más parecidos a la arquitectura vernácula americana que a la española. Manga Larga es también un juego de palabras que alude al que es demasiado tolerante, permisivo o benevolente (de manga ancha) y a quien tiene inclinación al robo (de mano larga). Haciendo referencia a la burbuja inmobiliaria sufrida en España en las últimas décadas.

La Manga del Mar Menor, que hasta 1970 no se clasificaba de manera individualizada, experimentó un crecimiento urbanístico desmedido con su inclusión en la Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional de 1963. A instancias de Manuel Fraga, el propietario de la totalidad del cordón litoral Tomás Maestre Aznar, permitió que se modificase el proyecto inicial creado por Antonio Bonet, dando pie a que numerosos constructores alterasen su estructura. No se planificó un resultado final, sino que se dieron una sucesión de ininterrumpidas fases que densificaban el tejido y aumentaban la superficie a urbanizar.

Al comienzo de la misma década Pier Paolo Pasolini auguraba una mutación antropológica del ser humano a causa del capitalismo despiadado y la pérdida de contacto con lo ancestral y lo tradicional. “El poder ha decidido que somos todos iguales. (…) el ansia de ser igual a los otros en el consumir, en el ser feliz, en el ser libre. La igualdad no ha sido conquistada, es una falsa igualdad.” Una transformación referida a la homologación de los ademanes, formas de vestimenta, y todas las formas de pensar y vivir.

Cuando se va a la playa, uno se desprende de casi todo lo que le define o caracteriza viviendo en la ciudad. Se desprende literalmente de casi todo. En este entorno playero, la personalidad se diluye en el ambiente colectivo. El espacio ya no define categóricamente, sino que relativiza la personalidad. La playa, en su papel de no-lugar, se convierte en una caricatura del propio entorno, del mismo modo que ocurre en los barrios residenciales o periferias urbanas, donde la significación se encuentra en crisis. Son la arquitectura y el modo de vida los que configuran una estética común. Los no-lugares pueden ser bulliciosos, a veces, incluso espectaculares y estar llenos de gente que transita por ellos. A menudo se trata de una confluencia anónima y consumista.

La práctica turística se define a partir del contraste del consumo de experiencias cotidianas (vividas en lugares que no son los de residencia habitual para uno mismo) y el consumo de experiencias excepcionales. El turista no sólo consume bienes y servicios sino que también impone sus expectativas en la recreación de sus necesidades especiales. Cabe señalar, que el visitante no residente en el Mar Menor se aloja principalmente en segunda residencia. Este tipo de alojamiento se impuso en el Mar Menor desde mediados de los años setenta, cuando se frenó el crecimiento de plazas hoteleras. El turista está motivado por un deseo de ver la vida como realmente se vive, e incluso de mezclarse con los nativos, al mismo tiempo que se les reprocha no conseguirlo. La palabra “turista”, y “guiri” se utiliza como etiqueta despectiva para designar al turista satisfecho con sus experiencias que, a nuestros ojos, no son auténticas. Resulta llamativo que nadie escapa al sistema de atracciones, ni está exento de la obligación de la visita turística excepto la persona local que permanece en su casa.

Durante el desarrollismo las construcciones atendían a los intereses y el cuestionable gusto de la especulación inmobiliaria, y ésta miraba por y para el turismo, principalmente. Esta podredumbre paisajística y urbana, ligada a un sacralizado mercado libre concebido para el beneficio privado, no está vinculada a un único lugar. España no fue pionera sino que miró a Estados Unidos y su modelo desregulado y caótico. La americanización de España iniciada por el franquismo y continuada en los años de democracia inundó al país de fealdad. La Strip de Las Vegas, fagocitada a la española en la N-340 de la provincia de Málaga, volvería a erigirse en La Gran Vía de La Manga.

Alejandro Lorente Cervantes

La arquitectura turística del relax de la Costa del Sol sería asimilable a las características comunes que comparten todas las arquitecturas del ocio veraniego, pero sólo es realmente equiparable al paisaje turístico mangueño respecto a los demás paisajes de veraneo precisamente porque se pueden establecer símiles muy parecidos fuera también de sus edificaciones (las visitas de las celebridades del mundo de la música y del cine como Esther Williams, Carmen Sevilla, Raphael, los rodajes de películas de películas de Bertín Osborne, Manolo Escobar, Concha Velasco, Jess Franco…) Además, las muchas instalaciones turísticas, monumentos, y sus rotondas cumplen a su manera la función de edificio anuncio, mientras que sus letreros son la versión modesta de los de Las Vegas.

Estamos ante un tipo de modernidad distendida que dirige su atención a California más que a cualquiera de sus costas mediterráneas. Hacia Estados Unidos, donde precisamente lo moderno, desde el final de la II Guerra Mundial, deja de ser una cuestión de élites estéticas e intelectuales para convertirse en el fenómeno de masas que vaticinaba Pasolini.

Una de las características más notables de este estilo es su modernidad frívola, orientada hacia sueños estandarizados. Este estilo no tiene reparos en utilizar elementos de diversas vanguardias que al fusionarlos con elementos vernáculos dan lugar a edificios de estética retrofuturista.Una de las formas en las que insiste el estilo del relax es la esquina redondeada, o achaflanada. Lo curvilíneo se combina con una silueta escalonada. Metáforas navieras y aerodinámicas. Escalonamientos y esquinas curvadas son motivos que delatan el origen art-déco del relax pero siempre con un toque kitsch. Un collage estrafalario en ocasiones que no deja indiferente al visitante accidental.

Actualmente, La Manga y el Mar Menor carecen de una imagen mediatizada. La realidad está compuesta por escenarios antropizados y playas que una vez estuvieron masificadas y ahora están en declive. Para establecer una imagen objetiva en el imaginario colectivo, se presenta esta serie a modo de cartografía fotográfica, compuesta por secciones y puntos de interés de diversas localidades y parajes que conforman el conjunto turístico del Mar Menor.

Para pasar parte de tu vida en estos espacios habitacionales, la imaginación es un aliado esencial. Fue una etapa forzada a ser muy contemplativa, y esa característica se ha extrapolado al trabajo fotográfico.El resultado es el reflejo de buscar y encontrar significados en la simpleza de la vida. Lo repetitivo se vuelve interesante al coleccionarlo, y su categorización hace fascinante a los bienes perecederos y desechables de la sociedad capitalista. Todo aquello que me recuerda la brevedad de las cosas en la vida es un buen sujeto.Verle la belleza a algo con lo que has crecido puede requerir distancia. Tanto física como en el tiempo. El tiempo provoca cambios en nuestros vínculos afectivos. Todo se recuerda como antes, aunque nada sea igual. Esta cartografía ofrece una imagen de La Manga y el Mar Menor en la que predominan asociaciones de ideas y vínculos emocionales de naturaleza biográfica y carácter emocional que evocan estos lares.

Alejandro Lorente Cervantes

Alejandro Lorente Cervantes nació cerca de Los Infiernos (Murcia) en 1989. Licenciado en Bellas Artes, malvive en Madrid desde hace una década. Convive con un gato y la fotografía no le ha retribuido nada hasta el momento. Sueña con hacer una película.

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