Calle Primavera 11 - Lavapiés
Sape Teatro con la colaboración de La Casa Be
FUNCIONES: Viernes 30 de abril y viernes de mayo – 18:30 hrs.
PROROGADO: SÁBADOS DE JUNIO – 18:30 HRS.
PRECIO ENTRADAS: 14€ anticipadas – Entradium, 15€ taquilla – efectivo, 10€ grupos
Apertura de puertas 30 minutos antes del inicio para entrada escalonada de público. Una vez comenzada la función, no se podrá acceder a la sala.
Un cuerpo a la deriva nos habla, por un lado, de una historia de amor imposible entre la sirena y el humano; por otro, de la relación no correspondida de Hans Christian Andersen con su amigo amado Edvard Collin, algo que en aquel momento era imposible; y finalmente de la relación afectiva entre Juanpe (Sato Díaz) y Alberto (Pedro Rubio), un director teatral y un actor que están preparando una obra de teatro sobre ese amor no correspondido de Andersen.
Texto: Pedro Martín Cedillo
Dirección y dramaturgia: Carlos Be
Reparto: Sato Díaz y Pedro Rubio
Diseño de iluminación: Joaquín Navamuel
Diseño de sonido: Carlos Be
Canción: ‘Dioses y hombres’ de Algora, incluido en el álbum ‘Folclore de rascacielos’ (2017)
Vestuario: Lucía Celis y Ayla Granados
Diseño gráfico: Alba Egea
Fotografía: María Artigas
Ayudante de dirección y producción: Javier Arribas
Agradecimientos: Inma Almagro y La Cueva de Iria
Una producción de Sape Teatro con la colaboración de La Casa Be y la Universidad Complutense de Madrid
La compañía Sape Teatro nace de la mano de Un cuerpo a la deriva, o viceversa. La una para dar sentido a la otra. Podría ser que Sape no fuera más que un simple acrónimo de los nombres de dos actores que se conocen y quieren desde hace más de una década y finalmente vuelven a un proyecto común. Podría ser que Sape fuera una sucursal de la sofisticada Société des Ambianceurs et des PersonnesÉlégantes. Pero no. ¡Zape! o ¡sape! es la voz que trata de ahuyentar a los gatos, que les eriza el lomo y les hace girar las orejas en dirección a la amenaza. Esa alerta, ese sonido de alarma es lo que Sape Teatro pretende: movilizar a quien desde la butaca persigue sentirse interpelado.